MEDITANDO EN LA SINAGOGA:
PERDIDOS, AJENOS A LA FE (engañados por falsos dioses)

Rabino Manuel Hernánez G.

No tendrás dioses ajenos delante de mí… No te inclinarás a ellos, ni los honrarás…!, le advirtió el Señor con firmeza a Israel (Exodo 20:3-5). Lamentablemente la inmensa mayoría de quienes caen o han caído en este grave pecado, no aceptarían que lo han cometido. Es tal el engaño en el que están atrapados que aseguran estar bien en su fe, que su relación con D-os es normal, cuando lo cierto es que en su corazón se ha(n) instalado otro(s) dios(es) dañando de plano o rompiendo su relación con el Creador.

Por eso es que la Biblia le llama también “el engañador” al demonio, pues su astucia y artimañas para envolver las almas y hacerlas caer son de tener en cuenta, de pedir al Señor de su sabiduría y discernimiento para no caer, pues como nos dice Rab Shaul:” para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor 2:11).

El problema, y grave, es que cientos de millones de personas que se creen y dicen ser creyentes (cristianos y judíos), la realidad es que sí ignoran sus maquinaciones y se encuentran en casi total desventaja ¿Y cómo no será así, si ni siquiera leen, ni mucho menos conocen las Escrituras?

Así que una cosa lleva a la otra, y al no tener en cuenta la Revelación Divina (Biblia) y padecer anorexia espiritual, son presa fácil del engaño, incluso con disfraz religioso, haciéndoles creer que están bien con D-os, cuando lo cierto es que están lejos y sin comunión alguna. Han abierto sus corazones a falsos dioses, ya sea en el materialismo, la mundanalidad, y demás máscaras que “el engañador” utiliza para apartar a las personas de su Creador (aunque asistan a la sinagoga o al templo cristiano).

Este pecado se está manifestando alrededor del mundo cada vez con mayor fuerza y cantidad en lo que corre del presente siglo; aunque se debe señalar que en todas las épocas ha estado presente; sin embargo, no con la fuerza e intensidad como se observa ahora, en que miles y cientos de miles han entronizado en sus corazones a personas o cosas, dejando al Señor parcial o totalmente fuera de sus vidas sin siquiera estar conscientes.

¿Quién los ha engañado? El enemigo de las almas: el diablo, el acusador, el engañador, que es el mismo. Un experto en desviar de la fe a judíos y cristianos haciéndolo con tal sutileza y artilugio que ni siquiera se enteran. Es tal su cinismo y perversión que fue capaz de ofrecerle al propio Mesías los reinos de este mundo, como también quererlo forzar a hacer milagros para satisfacer sus necesidades luego de un largo ayuno de 40 días (Mat 4:2).

Y si se atrevió a querer engañar al propio Mesías YESHUA, claro, sin lograrlo, ¿qué nos podremos esperar los creyentes? No debemos olvidar que es un ángel caído, un rebelde celestial. Sin embargo, su fuerza y astucia son limitadas, pues la omnipotencia y omnisciencia le pertenecen solamente a D-os, como también la gracia, la misericordia, el poder y la gloria, pero sobre todo ¡El amor!

El Señor le dijo a Israel repetidamente en el pasado: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jer 31:3). Una y otra vez el Señor le expresa a Israel su amor en la Biblia. La gravedad radica en que Israel rechazó su amor y no quiso escuchar la Palabra del Señor, como les dijo el profeta Jeremías: “no oyeron mis palabras, dice Yahwéh, que les envié por mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no habéis escuchado” (29:19).

Unos, viven engañados con los ritos y los rezos, ya que al desconocer a D-os como él se ha revelado en las Escrituras, tratan de ‘contentarlo’ de esa forma, con simples exterioridades, cuando el Señor ha dicho con claridad lo que quiere de sus hijos, al igual les ha dicho que sólo El es D-os, y sólo en El debemos apoyarnos siempre:

- “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” (Mishlei-Prov 23:26)

- “Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí” (Isaías 45:21)

- “Miradme (conocedme) a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Yeshaya-Isaías 45:22)

Otros, se distraen con las cosas que el mundo les ofrece abandonando del todo la fe y entronizando en su corazón becerros de oro que usurpan el lugar de D-os. Digámoslo claro y de una buena vez, el gran pecado de no pocos judíos y cristianos ha sido a través de los siglos contra el primer mandamiento: «Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas».

Aman muchas cosas, pero todas, antes que al Señor, condición que les convierte en reos de culpa, pues como señala la Escritura: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1ª Juan 4:8). No son los ritos, no son los rezos, ES EL AMOR la esencia de nuestra fe. Quien verdaderamente ama a D-os puede también amar al prójimo y puede obedecer las Escrituras, pues el Espíritu le concede gracia y fuerzas.

Por si no resultara suficiente, millones de creyentes en el mundo se han rendido (sin reservas) a sus gobernantes, algunos de ellos verdaderos antimesías o anticristos menores, que por lo que se aprecia y de acuerdo a las profecías bíblicas andan ya desatados. Y es que, al no conocer la Biblia, o no entenderla ni darle la importancia y valor que D-os le concede, han abandonado los intereses del Reino de D-os para entregarse y pelear con fiereza incluso por el gobierno de su ídolo favorito, mostrando un celo y entrega que en las cosas del Señor nunca se les han visto.

De esta manera, sus líderes políticos se han convertido en sus dioses, entronizándoles en sus corazones por encima de cualquier otra cosa al grado de perder todo sentido de lo justo, de actuar sin amor a D-os, ni al prójimo, anteponiendo las consignas o planes de sus ídolos políticos por encima de los planes y la Palabra del Señor. A esto se refiere la Biblia cuando señala “¿Porqué me llamáis, Señor, Señor y no hacéis lo que yo os digo?”

En su apostasía práctica, además de dejar de leer la Biblia, han dejado su amor por el Señor, por sus hermanos y por el Reino de los cielos. ¡Su mirada está puesta en las cosas terrenales, en lo pasajero, en lo banal, en los hombres…! D-os desea que vean su pecado, que se arrepientan y vuelvan a El. Que dejen de estar engañados y perdidos, ya que solo en Él hay salvación y vida eterna. SHALOM.


Rabino Manuel Hernández G.: es consejero espiritual de la AJMM, tiene Licenciatura y Maestría en Teología, egresado de la Universidad FLET de Miami (graduado con «Summa Cum Laude»). Email: mahergo1950@gmail.com