Una y otra vez leemos en la Biblia que D-os llama a Israel para que le conozcan tal y como Él se ha revelado, y no como lo han aprendido en la tradición. Un fenómeno que se replica de idéntica forma en la mayoría de las corrientes cristianas, pues en su soberbia el hombre envanecido en sus razonamientos se entroniza a sí mismo dejando de lado la Revelación Divina (Biblia), para guiar y sostener “su fe” en su propio criterio o en el de sus líderes. De esta manera, el hombre decide qué creer y cómo llevar su “religión”, desviándose del camino establecido por D-os e inventando un judaísmo (o cristianismo) que le ira torciendo poco a poco hasta alejarse de manera absoluta del verdadero mensaje de salvación.
Sí, de salvación, por eso es que la Biblia nos habla de “buenas nuevas”. Dentro de la narrativa bíblica, se describe la desobediencia de los primeros padres y las consecuencias que trajo para la humanidad toda (La caída). El rompimiento brutal entre D-os y sus criaturas se reflejó en todos los órdenes, en primerísimo lugar en su relación, y en segundo, en la muerte de los seres humanos. La «Doctrina de la Depravación» describe en detalle este suceso que marcó un antes y un después: la de una pareja que teniendo comunicación plena con su Creador, se convierten en reos de culpa a causa de su desobediencia, por anteponer su criterio al del Señor, por lo que son expulsados de Gan Edén (Paraíso), con un límite de vida física (muerte), y con una relación rota con D-os a causa de su desobediencia.
Una sola cosa se les pidió que no hicieran ¡UNA!, y desobedecieron. Como ya se dijo, las consecuencias fueron brutales y lamentables para toda la raza humana. A este hecho se le conoce como “La caída”; doctrina por lo general no estudiada ni atendida en algunas corrientes judías.
¿Cómo llevar bien entonces la fe judía sin entender estas cosas necesarias y fundamentales?¿Cómo saber qué es lo correcto y lo que D-os quiere de nosotros si NO CONOCEMOS LA BIBLIA? ¿Cómo saber qué hizo o implementó D-os para restaurar la relación con la humanidad caída? ¿Qué relación tiene el pueblo judío, para qué creó y escogió D-os a un pueblo? ¿Qué relación tiene en todo esto el Mesías? ¿El Mesías es solo para Israel o para todos los pueblos de la Tierra? ¿El sacrificio expiatorio del Mesías Yeshua fue para redimir a Israel o para reconciliar también a todos los que crean en D-os entre las naciones?
Todas estas interrogantes tienen respuesta en las Escrituras. El problema de fondo es que no todas las personas que se dicen creyentes (judías o cristianas) conocen las Escrituras; desconocen lo que D-os ya reveló; desconocen los cómo y los para qué de la fe, supliendo su ignorancia con ritos, rezos, tradiciones y criterios personales que la mas de las veces no tienen nada que ver con la misma como lo advierte el texto Divino:“Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Rom 10:3).
De ahí que el Señor tomara la iniciativa, que en su amor y gracia decidiera venir en nuestro rescate y salvación, escogiendo y formando un pueblo en el cual traería al Mesías que nos redimiría del pecado y nos reconciliaría con Él. Un pueblo que con el correr de los siglos se conocería como hebreo y luego judío, al que como todos sabemos, le entrega su Ley a través de Moisés en el Sinaí. Palabra Divina que luego fue creciendo e integrándose a través del mensaje de los profetas.
Y es a través de los neviím que podemos conocer la rebelión espiritual de nuestro pueblo. Quien piense que el pueblo judío obedeció siempre a D-os en el pasado no conoce la Biblia. Cuando se lee a los profetas, todos nos muestran la rebelión recurrente de Israel contra su D-os. Una y otra vez el Señor les conmina al arrepentimiento y una y otra vez Israel desobedece. En el libro del profeta Oseas leemos lo siguiente: “Vuelve, oh Israel, a Yahwéh tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios” (14:1-2).
En el de Isaías leemos: “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene cono-cimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad… Dejaron a Yahwéh, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (1:2b-4).
Y en el de Jeremías: “Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado… desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; pero no me oyeron ni inclinaron su oído… Les dirás, por tanto. Esta es la nación que no escuchó la voz de Yahwéh su Dios, ni admitió corrección…” (7:24-28).
Fuera del remanente fiel al Señor, la mayoría de nuestra gente fue desobediente, hacían lo que les venía en gana, lo que ellos consideraban “que era judaísmo y lo que era correcto” (sin asegurarse de que eso fuera lo que D-os pedía, y sin considerar siquiera que estaban en pecado y rebelión).
No obstante, el Señor le habla al corazón de todos los judíos en esta generación y les invita a reconciliarse con El a través del Mesías YESHUA. Ningún judío sensato podrá decir con sabiduría que YESHUA no es el Mesías sin antes asegurarse en la Biblia de lo que afirma. No se trata de que cambien de religión. ¡No, se trata de que cambien su relación! D-os desea que cada judío le conozca, se arrepienta, responda a su amor y acepte con gozo y alegría el sacrificio del Mesías YESHUA como precio de su redención. Que con fe genuina (sustentada en la Biblia) pueda descubrir por sí mismo que en Yeshua se cumplieron todas las profecías mesiánicas acerca de la redención, quien en un momento quizá muy cercano, retornará a la Tierra de manera gloriosa para reinar en Jerusalén como Rey de reyes y Señor de señores como está escrito.
Pero como advirtiera rabí Shaul: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Rom 10:14). Y esto es justamente lo que hacemos en el judaísmo mesiánico: compartir a nuestros hermanos de las otras corrientes para que conozcan completo y sin añadidos las Buenas Nuevas de salvación. Es decir, el mensaje de la Biblia.
D-os escogió a nuestro pueblo (judío) para depositar su mensaje bendito y eterno, para que fuésemos sus testigos y lo lleváramos a todas las naciones. Eso lo hicieron nuestros ancestros en el siglo primero. Cercanos entonces al cierre del telón, al reordenamiento de todas las cosas y, por tanto, al reinado eterno del Mesías de Israel, D-os habla a su pueblo con palabras de amor y gracia invitándole a la reconciliación (y salvación).
Ha llegado el tiempo de la reconciliación de Israel con su D-os, así lo anuncian las Kitvei Kodesh (Sagradas Escrituras) y con esto concluimos: “Pero Sion dijo: Me dejó Yahwéh, y el Señor se olvidó de mí. ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz…? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti…”, “No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Yahwéh de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra será llamado… Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias” (Isaías 49:14-15 y 54:4-7).
“Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado” (Salmo 102:13).
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio… que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel se salvará como está escrito” (Rom 11:25-26). SHALOM.
Rabino Manuel Hernández G.: es consejero espiritual de la AJMM, tiene Licenciatura y Maestría en Teología, egresado de la Universidad FLET de Miami (graduado con «Summa Cum Laude»). Email: mahergo1950@gmail.com
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