MEDITANDO EN LA SINAGOGA: HAN PASADO 30 AÑOS

Rabino Manuel Hernández G.

Han pasado treinta años de la aparición de esta revista, muchas cosas han sucedido durante este largo tiempo, yo tenía entonces 42 años y ahora 72, se dice fácil, pero no lo ha sido. Hemos sido testigos de época de hechos innumerables: guerras, muertes, cambios climáticos, políticos y sociales, terrorismo, magnicidios, de cosas buenas y malas. Pero, sobre todo, hemos sido testigos de la bondad y fidelidad de Dos, de su amor para el pueblo judío y la confiabilidad absoluta de su Palabra (Biblia).

En estas tres décadas, aún nuestros cuerpos han sufrido el paso del tiempo, en lo personal, tres veces he visitado el quirófano para ser operado: de la vesícula, de una hernia, y hace un par de años de corazón abierto. En estas difíciles circunstancias, como en todos los demás días, he sido cuidado y bendecido por Dos. Así es el Señor, Padre de amor y de bondad que obra a favor nuestro muy por encima de nuestras limitaciones y acciones.

Sin embargo su amor es para todos; los que le hemos creído y entregado nuestra vida en todo momento somos beneficiarios de tan perfecto amor, los demás, los que le rechazan o nomas juegan a la religión, se privan de tan valiosa gracia, no obstante, ese amor que no conocen se encuentra al alcance de todos. Bastaría con que creyeran en El, se arrepintieran y pidieran perdón de todos sus pecados y estuvieran dispuestos a vivir el resto de su peregrinar terrenal de acuerdo a su mensaje de salvación para ser objeto de semejante y tan sublime amor. En la Escritura nos invita a hacerlo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mat 11:2830).

Durante todos estos años he tenido en el campo espiritual y ministerial infinidad de vivencias, unas gratas, otras tristes y dolorosas. Me permito compartir algunas. Por ejemplo, en el año 2007, aniversario 60 del moderno Estado de Israel, el prestigiado semanario israelí Aurora abrió sus puertas a la AJMM para que expresáramos como judíos mesiánicos nuestra alegría y punto de vista. Myriam Levy escribió un memorable artículo que fue publicado el 13/Dic/2007 (foto:)

En los primeros años de Chalutzim, dicté una conferencia acerca de la presencia judía en el México Colonial, teniendo entre los presentes al entonces cónsul de Israel en Guadalajara, Don Alberto Varón, hombre íntegro con el que llegué a tener una sólida amistad, pero que en ese entonces nos sorprendió con su apertura y carencia de prejuicios (la mayoría de los miembros de la comunidad local nunca acuden a nuestros eventos a causa de nuestra creencia en el Mesías Yeshua), visita que publicamos en nuestra revista No. 6 (primavera de 1994) y la cual recordamos con una foto.

 

Hemos publicado muchas reflexiones y hechos. Los temas bíblicos y teológicos han estado en todos los números, aunque también dado espacio para eventos como bodas, bar y bat mitzvá, pidión habén y demás. Hemos narrado nuestras fiestas tradicionales, publicado biografías y memoriales de algunos de nuestros hermanos que ya han muerto. La historia, como sabemos, es recuento de hechos, por lo que repasar esta aventura periodística especial abona a la memoria común.

Recuerdo en una ocasión que fui a la ciudad de Torreón a dar una charla para matrimonios, entre los asistentes estaba un sobrino político de un anciano judío sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz a quien pedí me permitiera visitar a su pariente. Luego de que él hiciera lo mismo a su tía, al día siguiente visitamos mi esposa Celia y yo al anciano. Su salud era muy lamentable: inconsciente, en una silla de ruedas y alimentado por suero. Su sobrino, que era médico, le hablaba queriendo tener alguna señal de que nos escuchaba. No la hubo.

Tratando de hacer algo por aquel hombre, pedí a la esposa si me permitía orar por su marido a lo cual accedió. Con voz fuerte le dije al oído «Shema Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad», el anciano se conmovió de inmediato y su respiración aumentó. La esposa y el médico se sorprendieron, de manera que al ver que Dos estaba abriendo camino para salvar a este hijo de Abraham, oré y le pedí “que tomara la vida de este varón, que le perdonara sus pecados, que la sangre del Mesías Yeshua le limpiara de sus pecados y le tomara en sus brazos paternales para salvación eterna”.

Aun sin poder hablar, el hombre estaba conmovido en su espíritu, el amor de Dos le había alcanzado y reconciliado para siempre. Su larga agonía había concluido. Ese día en la noche partió con el Señor a su reino.

Nuestro amado Mesías advirtió: “porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?” (Mar 8:36). Y aquel día memorable, el anciano judío que padeció los horrores de Auschwitz, viejo, enfermo, sin poderse siquiera mover, fue objeto del amor del Dos de Abraham, Isaac y Jacob, quien le visitó hasta tu propia casa, moviendo personas y circunstancias para salvarle y llevarle a su reino; cumpliéndose la Palabra del Señor: “porque él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc 19:10).

Y todos, desde Adán, nos habíamos perdido a causa del pecado, por eso Dos implementó su plan de rescate a través del Mesías, a quien envió para reconciliarnos con Él, ofreciéndose voluntariamente como cordero pascual (año 33 d.C.) para perdón de todas nuestras iniquidades. Redención que muchos no entienden y solo esperan al Mesías rey ¿Reinaría entre una humanidad caída, rebelde y pecadora, cuánto tiempo podríamos disfrutar ese reino? En cambio, redimidos y reconciliados podremos ser parte de su reinado al final de los tiempos y gozarlo por toda la eternidad. La fe judeocristiana va más allá de los templos y la religiosidad exterior. Reino en el que veremos a Abraham, Isaac y Jacob, a Moisés y a los profetas, pues de no ser así (o no creerlo así) ¿de qué serviría nuestra fe judía?, ¡para nada, absolutamente para nada! Sería totalmente estéril.

Así que, si hay algún valor en esta revista, es que durante tres décadas hemos hablado sin cesar del Dos de Israel, de su mensaje eterno y trascendente, de salvación, hablándole a nuestro pueblo, el pueblo judío (aunque muchos cristianos se han gozado y edificado también). En sus páginas hemos narrado 28 de nuestras Convenciones Nacionales, siempre acompañadas de fotos, testimonios y comentarios de los asistentes. Reuniones en las que hemos escuchado las enseñanzas de decenas de rabinos y han acudido judíos de México y otros países. Como en «Mashiach ’97», en la que fuimos anfitriones de las Alianzas Judío Mesiánicas de todo el mundo en Puerto Vallarta, pues la International Messianic Jewish Alliance realizó su reunión de comités nacionales en la misma fecha y lugar que nosotros. Aquella fue una reunión histórica y memorable (ver foto en la pág. 3).

Quienes han leído poco o mucho tiempo Chalutzim, saben que siempre hablamos de Dos, él es el centro de nuestra vida y comentarios. El es la razón de ser del judaísmo (y por consecuencia del cristianismo), sin EL la fe de nuestros ancestros se convertiría en mera religiosidad, en rituales y rezos sin sentido.

Dos, a través del Mesías Yeshua le concede sentido a nuestra fe y a nuestra vida, la Torá (Ley) queda cumplida y es entendida. Esa ha sido parte de nuestra tarea en estos 30 años de publicación, de explicar las Escrituras, de que su mensaje quede claro a los lectores. En estos años hemos enviado Chalutzim (de manera gratuita) a familias judías en los cinco continentes, y en el año 2019 dejamos de hacerlo a causa de la pandemia. Aun así, la continuamos publicando en nuestro sitio en la red (y este número de aniversario publicamos algunos ejemplares de forma impresa).

Así que damos gracias al Señor por permitirnos servirle por este medio, pidiéndole nos conceda sabiduría y fuerzas para continuar haciéndolo. Como también damos gracias a todos los que han participado en este esfuerzo, en especial a Myriam Levy y Yolanda Guzik (quien nos ayudara por muchos años). SHALOM.