MEDITANDO EN LA SINAGOGA
EGIPTO, EL EXODO, Y EL MESÍAS

Rabino Manuel Hernández G.

Por lo general el creyente judío (igual sucede con el cristiano) no asocia los grandes eventos bíblicos con su fe, los deja como hechos del pasado, como grandes historias sin ninguna conexión con su vida, postura que le priva de conocer a fondo la revelación divina y aprovechar las bendiciones espirituales que estos eventos implican.

     De entrada, se habrá de decir que D-os nos ha dejado enseñanzas en cada uno de estos eventos, de lo que hemos de hacer, de lo que no, así como advertencias y pormenores de bendiciones para cada uno de nosotros, de sus planes eternos para Su pueblo.

     Cuando Adonai llama al anciano Abram para que deje tierra, parentela, posición económica y social para iniciar y formar por medio de él un pueblo especial, un pueblo con el que haría un pacto y revelaría Su mensaje de salvación y reconciliación con el hombre caído, además de mostrarnos sus planes, nos muestra que al responder el primer patriarca tuvo que tomar decisiones por demás trascendentes, cambios radicales que le convertirían en el padre de la fe. Así lo califican las Escrituras.

     Al ser David ungido como rey de Israel (estando reinando Saúl), no asume el cargo ese mismo día, tuvieron que pasar largos y difíciles años en los que su vida estuvo varias veces en peligro de muerte para que recibiera la corona. Igual el creyente, el día que decide responder al amor de D-os y abre su corazón para que el Mesías YESHUA reine en él, ciertamente hace un pacto eterno y seguro, sin embargo,continúa padeciendo los azares en este mundo.

     Los días que estamos viviendo como humanidad exhiben un mundo aparentemente sin control, un panorama adversodominado por la maldad, la violencia, la promiscuidad, el hambre, y azotado por las enfermedades, entre muchas otras cosas ¿Cree usted lector que este cuadro podría prolongarse indefinidamente? ¿cree que en todo esto D-os nos está diciendo algo a su pueblo y de ser así como lo sabríamos?

     La respuesta a la segunda, aunque parezca sencillo es SÍ, y se encuentra en la Biblia. Como todo judío medianamente instruido en el Tanaj o cuando menos familiarizado con el Seder de Pesaj, conoce la historia del éxodo, cómo nuestro D-os nos sacó con su mano poderosa de la dura opresión y esclavitud de Egipto, que antes levantó un libertador que aun no siendo comprendido por su propio pueblo y repudiado por el Faraón egipcio, es capaz de obedecer al llamado divino, de luchar contra todo hasta lograr la liberación de sus hermanos, para sacarlos de la terrible esclavitud.

Una esclavitud en la que la dignidad humana era ignorada, en que la opresión era total, sus vidas no les pertenecían, sus dueños eran los egipcios y el faraón su señor, vivían sin vivir y un futuro de esperanza no existía. Sin embargo, en su dura condición se acordaron de su D-os y clamaron con fe pidiendo su ayuda e intervención poderosa, ya que sólo Él los podría liberar, de hecho, nadie más podría hacerlo:

 

“…Y los hijos  de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.” (Exodo 2:23-24)

 

    En su amor y misericordia el Señor responde a sus oraciones y les envía a Moisés, quien luego de un largo período de enfrentamiento con el Faraón, le anuncia de parte D-os una serie de plagas que les afligirían, diez para ser exactos,mismas que ocurren una tras otra -a causa de la dureza de sus corazones- hasta que en la última el gobernante egipcio y ante la muerte de su primogénito y los primogénitos de todo su pueblo, en medio de la mortandad y dolor generalizado permite que el pueblo hebreo salga.

Si aplicamos todos estos hechos a nuestra realidad presente, podemos hacer una analogía, en la que Egipto es el mundo incrédulo e impío; una sociedad global en la que D-os no tiene cabida y su Palabra es abiertamente rechazada. Un mundo en el que los creyentes que realmente aman al Señor y viven de acuerdo a su Palabra (no la simple tradición, rituales y rezos) son rechazados y en muchos sentidos son oprimidos.

      Si hacemos un poco de memoria, ¿Noé no tuvo acaso que construir una enorme Arca para librarse del justo juicio de D-os contra aquella sociedad malvada e incrédula? ¿Acaso Lot no fue sacado por el Señor de la corrompida ciudad de Sodoma antes de enjuiciarla?

Las sociedades incrédulas y corrompidas además de ofender a D-os oprimen con su manera libertina de vida a todo creyente, no solo eso, le ofenden y escandalizan con determinaciones ‘legales’ que son contrarias a la voluntad divina, como es el caso de relaciones sexuales contra natura y supuestos ‘matrimonios’ entre personas del mismo género, ya que ni siquiera pueden opinar u oponerse con libertad a estos y otros hechos aberrantes y contrarios a su cosmovisión; en cambio el creyente sí puede ser condenado por sus opiniones, convirtiéndole de facto en ciudadano de segunda. En un ciudadano cuya voz no se puede levantar ni opinar, situación que le somete en esclavitud a cadenas de opresión inmorales que le impiden vivir con la libertad que la ley divina le concede.

    Si revisamos las Escrituras con detenimiento y tomando en cuenta el rompimiento del hombre con su D-os (la Caída), el Señor, como ya se señaló, en su amor y gracia implementa un plan de salvación y liberación. Con ese propósito en mente es que decide formar un pueblo razón por la que escoge al anciano Abram, cuya edad y estéril mujer no son obstáculo para que algunas décadas después viniera el heredero (Isaac) en quien la promesa de ese pueblo continuaría y que se prolongaría en Isaac.

     La trinidad patriarcal (Abraham, Isaac y Jacob) es un bosquejo sencillo de otra enseñanza Divina, en la que el segundo, Isaac, es pedido en sacrificio, el famoso «aquedar Yitzhak»; sacrificio que en último momento es detenido y D-os anuncia, gracias a la obediencia del primer patriarca, SALVACIÓN PARA JUDIOS Y NO JUDIOS como nos dice el texto bíblico:

 

Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Yahwéh, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré… en tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste  mi voz” (Bereshit-Gen 22:16-18)

 

    Al respecto el judío y el cristiano (ya que se trata de la misma religión, aunque entendida y vivida desde distintas culturas) deben preguntarse de qué manera D-os bendeciría a todas las naciones de la tierra (algo no contemplado por el judaísmo rabínico); ya que si bien su salvación está al alcance de todos los seres humanos, queda claro que no todos responderán al amor del Señor. Ahora bien; el impedido sacrificio de Isaac era un bosquejo o analogía de lo que D-os sí haría con su propio Hijo, ya que siendo todos pecadores, por tanto impedidos para salvar a nadie, necesitaba D-os mismo sacrificarse en la persona del Hijo, sacrificio que debe entenderse no desde la filosofía sino desde las propias Escrituras.

El termino ADONAI ELOHEINU, ADONAI EJAD (el Señor nuestro Dios, el Señor Uno es) nos muestra efectivamente que D-os es uno, no tres Dioses, sin embargo, es el propio YESHUA quien nos aclara este misterio para que podamos entender las verdades eternas: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30), “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”(Juan 14:9),“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan eterna” (Juan 10:10), “Nadie me la quita (la vida), sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”(Juan 10:18).

Durante el éxodo, relato que año con año se repite durante el Seder de Pesaj por medio de la Hagadá: se recuerda que D-os le dice al pueblo por medio de Moisés que tome cada familia un cordero perfecto, inocente y sin manchay lo sacrifique; que ponga su sangre en los dinteles y marco de la puertade la casa para que tengan vida, ya que el ángel de la muerte al ver la sangre pasaría de largo (Shemot-Exodo 12:21-23).

     Israel es el pueblo por excelencia en el oficio de profeta, uno de ellos, Yohanán, al ver al Mesías Yeshua venir al Jordán cuando él bautizaba, declaró ante la multitud: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29); un cordero que para demostrar su inocencia de pecado y pureza, declara dentro del Templo de Jerusalén ante cohaniím, neviím y todos los presentes: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”(Juan 8:46). A ti y a mi muchos nos pueden señalar de pecado, ¡a Yeshua nadie!.

     En síntesis y procurando encontrar una analogía de Egipto, el Éxodo y el Mesías a nuestras condiciones presentes; el Egipto actual es el mundo de la incredulidad, de la impiedad, la opresión, queesclaviza con una y mil formas de pecado al ser humano (soberbia, drogas, sexo ilícito, violencia, ambición, materialismo, egoísmo, etcétera).

Un Egipto que al repudiar el amor de D-os y tomando en cuenta las profecías bíblicas, abre la puerta para que ocurra la liberación del pueblo del Señor a un nuevo éxodo, en el que, así como libró al pueblo de la esclavitud de Egipto, sacará el Señor a sus hijos a libertad para siempre, para iniciar su reino eterno. Éxodo que se llevará a cabo de acuerdo a como el Mesías ya lo anunció (Mat cap. 24, Lucas cap. 21).

Quien lee las profecías del Mesías acerca de ese éxodo que parece estar muy cercano, sabe que las plagas contra los egipcios ya empezaron (ébola, sida,sars,A-H1N1, coronavirus, etcétera), que el Faraón y líder de los egipcios (entiéndase el personaje desde el campo espiritual) ha endurecido su posición y ataque contra los creyentes. Baste recordar que en Europa templos cristianos e incluso algunas sinagogas ya son utilizadas con fines comerciales e incluso como bares y discotheques ¿podría tener futuro una humanidad en las condiciones de impiedad actual?

     Las plagas pues ya están azotando a los egipcios y el cordero pascual, inocente y limpio de toda mancha ha sido ya sacrificado, vendrá por tanto el nuevo EXODO en el que el pueblo de D-os será sacado con poder por el Mesías, cuyo reinado eterno será no conforme a la tradición ni al talmud, sino a lo que anuncia la Biblia, único libro en el que está contenida la revelación y voluntad del Señor.

    En su generación el profeta Amos amonesta al pueblo a causa de su incredulidade impiedad, de su vida licenciosa: “Y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Yahwéh. También os detuve la lluvia… envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto… Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mi… Por tanto…  prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel” (4:6-12).

    Siglos después, Yohanán, en la isla de Patmos, anuncia las plagas y vaticina con amonestación para las últimas generaciones, permitiéndonos ver su empecinamiento en su vida licenciosa:

“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios… y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (Apocalipsis 9:20-21).

 

Si tú lector, no conoces estos temas y sentiste el toquido de amor del Mesías en tu corazón, lee con respeto e interés el BritChadashá (Nuevo Testamento) y encontrarás las respuestas, así como la continuación del Tanaj. Y es que, judaísmo sin el Mesías, no es judaísmo, y judaísmo sin fe ni Biblia tampoco. SHALOM ALEIJEM.

 


 

El rabino Manuel Hernández G. es consejero espiritual de la AJMM

Email:  mahergo1950@gmail.com